Concepto de Espacio en Los Niños

El concepto de espacio junto con el de tiempo son logros cognoscitivos que se adquieren a lo largo del desarrollo y son indispensables para saber quiénes somos y cuál es nuestra ubicación en el mundo.

Cuando una persona pierde la conciencia lo primero que pregunta es, “¿dónde estoy?”, porque saber quiénes somos, dónde estamos y qué etapa de nuestra existencia vivimos son las tres nociones básicas y determinantes para estar ubicados en nuestra realidad.

A los adultos nos parece una cosa lógica y natural saber en qué lugar estuvimos ayer, hacia dónde debemos ir para salir de la ciudad y el sitio en el que nos encontramos. También es fácil saber que la casa tiene dos habitaciones, imaginar un estadio aunque no lo conozca, calcular el tiempo que llevará caminar ocho calles, tomar el coche y conducir hacia el trabajo, reconocer las diferencias entre nuestro hogar y la estancia de un amigo, etcétera.
¿Cómo se desarrolla el concepto de espacio?

Para Piaget, adquirir la noción espacial está intrínsecamente ligado a la adquisición del conocimiento de los objetos, y es a través del desplazamiento de éstos que el niño de meses empieza a desarrollarlo. El objeto está aquí y luego ahí, se mueve y cambia, se aleja al igual que la mano que lo sostiene y ambos le muestran distancias, acomodos, desplazamientos y rotaciones, mientras desarrolla sus actividades de juego.

“El espacio es, pues, el producto de una interacción entre el organismo y el medio, en la que no se podría disociar la organización del universo percibido y la de la actividad propia”.(1)

El pequeño acomoda la mirada a los movimientos y empieza a tener una percepción del espacio y de cómo las cosas cambian de lugar. Por ejemplo, a los 8 ó 9 meses es capaz de recordar un objeto que le escondieron detrás de una pantalla y de buscarlo, lo que muestra que concibe ya dos lugares: en el que percibió el objeto que ya no está y el lugar donde está ahora el objeto que no ve, eso significa que el pequeño tiene una noción mental de la constancia del objeto y es capaz de buscar, esconder y volver a encontrar en “otros lugares”.

“La noción del espacio sólo se comprende en función de la construcción de los objetos, y sería necesario comenzar por describir ésta para comprender la primera: sólo el grado de objetivación que el niño atribuye a las cosas nos informa sobre el grado de exterioridad que acuerda el espacio.(2)

Este inicio cognoscitivo se enriquece conforme el niño crece y aprende acerca del espacio; lo hace a través de su cuerpo y de los desplazamientos que realiza, gateando comienza a reconocer las distancias y al sentarse y ponerse de pie es más capaz de captar las dimensiones, la perspectiva, la ubicación y el acomodo de los objetos y muebles. Entonces el concepto de espacio empieza a estar más cerca de como lo percibimos los adultos.

También contribuyen al desarrollo de la noción espacial los cambios de habitación, las salidas al jardín, visitas al parque y a todos los lugares a donde es llevado como casas de abuelos y amigos. Estos espacios dejan en su memoria la percepción de ser sitios de dimensiones y a distancias diferentes, aunque a los dos y tres años aún no tiene idea de lo que significa “muy lejos”.

Para Grace J. Craig, “El conocimiento de las relaciones espaciales se logra durante el período preescolar”.(3) Lo anterior es lógico porque es la edad en la que aprende conceptos como: dentro, fuera, cerca, lejos, arriba, abajo, encima y debajo. Lo hace directamente de experiencias con el propio cuerpo, al oírlo de sus padres y hermanos, y en gran medida porque son conceptos que se enseñan propositivamente en la escuela.